martes, 24 de noviembre de 2015

4. Entramos a Venezuela

El chirriar de los grillos
Crónica de un viaje a Venezuela en 15 entregas
Noviembre de 2015




Ya en el avión, examino el nuevo programa. Parece que se han tenido en cuenta nuestras propuestas, aunque algunas de las reuniones podrían variar a lo largo de nuestra estancia.

El asesor de la Comisión AFET, Nereo Peñalver, me informaría que han pedido sala VIP a nuestra llegada al aeropuerto. Pero cuando aterrizamos, Juan Salafranca, asesor político del EPP que también nos acompaña, me dice que no han dejado entrar a la embajadora de la UE ni al de España.

Lógicamente tampoco hay sala para nosotros. Una sombra de duda se cierne sobre nuestro ingreso en el país.

Espero al resto de la delegación a la salida del avión. Insistimos en que no ocultaremos el objetivo de nuestro viaje a los policías del aeropuerto. Así lo hacemos y no tenemos problema con el sellado de pasaportes.

Sin embargo, hay un trámite posterior: el del paso de nuestro equipaje por un scanner. Nos hacen abrir las maletas y nos vuelven a pedir los pasaportes. El funcionario se aleja de nuestra presencia con ellos. Algunos comentan que la situación se podría eternizar. Pero vuelve en unos minutos.

Nos esperan a la salida los embajadores y alguna prensa. Mato y yo atendemos a los medios. El perfil de nuestras declaraciones es bajo: el objeto de esta misión es informativo. Queremos entrar en contacto con los diferentes sectores políticos, económicos y sociales del país y explicarlo después en el PE, que decidirá sobre el envío de una delegación más amplia, seguramente después de las elecciones de diciembre. ¿Nos entrevistaremos con los presos?, nos preguntan. Será difícil que nos lo permitan, contestamos.

Nuestro viaje al hotel se produce en vehículo blindado y con seguridad contratada por la embajada de la UE y completado por la seguridad del Estado. Dos motos ocupadas por hombres de paisano nos acompañan.

Nuestro trayecto nos permite observar la construcción de numerosas chabolas en los cerros —«se las llevan las riadas», advierte Salafranca—, junto con grandes rascacielos en un curioso contraste. El tráfico es cada vez más denso. «El tanque del carro vale lo mismo que un caramelo», comenta nuestro escolta.

A nuestra llegada, deshago el equipaje y me uno al resto de la delegación junto con la embajadora de la UE. Nos entrevistamos con María Corina Machado, mujer valerosa donde las haya.

(PRÓXIMA ENTREGA: 5. María Corina Machado)

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